
u ¿Hay algo más relajante? Confort en estado puro sobre una pieza de Ogo. u Arena, mar y Mavilop. La belleza de la sencillez..
El Sector / 21
5.- De la notoriedad a la aspiración. No basta con sólo ser conocido, es necesario
que inspiremos a nuestros usuarios para que seamos los deseados.
6.- De la identidad a la personalidad. La identidad es el reconocimiento, que
sepan quién eres y a qué te dedicas. Pero la personalidad va más allá, implica un
carácter, un carisma, una atracción que provoca una respuesta emocional. Haz de
tu tienda un espacio deseable y con personalidad propia.
7.- De la función al sentimiento. Se refiere al diseño de producto, pasar de diseñar
para dotar al producto de la funcionalidad adecuada a dotar al diseño de
soluciones que lograrán la experiencia sensorial. Si pensamos en los smartphones
tenemos un buen ejemplo. Pero también podría aplicarse a un espacio de venta,
donde el recorrido, la iluminación, el color, la música o el silencio, pueden crear el
ambiente adecuado para lograr la sensación buscada.
8.- De la ubicuidad a la presencia. La ubicuidad es la capacidad de estar presente
en todas partes al mismo tiempo, pero la reacción que obtenemos de los
usuarios al vernos es lo que nos marcará el camino. Se trata de pensar nuestras
campañas, la mayoría se basan en la cantidad, pero es la calidad de esa presencia
la que debe guiar la inversión.
9. De la comunicación al diálogo. La comunicación, en la mayoría de las ocasiones,
se basa en contar, de un modo unidireccional, sin que el usuario interaccione. El
diálogo invita a los usuarios a compartir con nosotros, a vivir una experiencia conjunta.
Las redes sociales han abierto un gran camino en este sentido, la interacción
debe ser bienvenida, agradecida y fomentada.
10. Del servicio a la relación. Alberto Cornejo lo explica así: “El servicio implica
un nivel básico de eficiencia en el intercambio comercial, es lo que permite o
evita una venta”. Para Cobé, “el marketing emocional construye relaciones especiales,
conecta profundamente a la marca con el usuario, crea vínculos, y esto es
muchísimo más valioso y duradero”. Establecer una relación con el cliente, basada
en la naturalidad, sin artificios, una relación en la que se sienta identificado con el
establecimiento y su producto, a gusto con la persona que le atiende y satisfecho
con el producto adquirido es clave para la fidelización del cliente y la recomendación
posterior.
u Majestuoso, sofisticado, elegante, exclusivo...
Ascensión Latorre.
Vender sensaciones
Vender sensaciones no es fácil. Hay que hacer confluir todos
los factores que inciden en las emociones: el producto, sus
funciones, su presentación, el espacio, sus colores, los aromas,
el sonido o su ausencia, la atención, la conversación, la financiación
y condiciones de pago, la publicidad, la comunicación
y los soportes elegidos. Todo confluye en la nueva experiencia
de compra, una experiencia que puede comenzar ante
un anuncio de una revista, una pantalla de una red social, la
contemplación del escaparate o la apertura de la puerta del
establecimiento. Alimentar esa experiencia depende de la
capacidad de generar emociones. Más allá de la venta es la
sensación la que motivará la compra. Y el retorno.