10 MATERIALES, PROCESOS & TECNOLOGÍA
RE7ORT(1E EL SECTOR • Diciembre 2018/ enero 2019
Existen muebles que se saben superiores,
cuyo empaque ante los contratiempos de
la vida les confiere un saber estar que se
nota a simple vista. Muebles que ya han
vivido mucho antes de llegar a la fábrica.
Antes incluso de nacer. Son los productos
que han pasado por los ensayos en
los laboratorios de Aidimme para obtener
el Símbolo Calidad Controlada. Y lo han
conseguido. Ahora respiran tranquilos
porque han demostrado que son adecuados
al uso al que están destinados.
Muebles
con autoestima
Una certificación no es solo una etiqueta flamante que cuelga
del respaldo de una silla en la tienda. Porque certificar un producto
con el Símbolo Calidad Controlada del Instituto tecnológico
Aidimme implica a muchas personas: desde el ingeniero
que realiza los ensayos en el laboratorio hasta el fabricante
y el diseñador industrial que lo ha concebido inicialmente. Y
esconde grandes cantidades de trabajo, tiempo y pasión por
nuestro sector. Por eso es fundamental saber transmitir al mercado
los valores que un sello como este le aporta al producto
y lo distingue de otros que no lo tienen. Porque la calidad no
viene determinada por el precio, la estética o la nobleza de los
materiales; sino por la adecuación al uso de dicho producto.
En los laboratorios de Acabados y Materiales de Aidimme se
garantiza, mediante la realización de minuciosos ensayos, que
cada producto reúne una serie de requisitos funcionales y estructurales
que lo hacen seguro, resistente y duradero. Ya se
trate de un mueble, un tablero, una puerta o una mampara
de ducha. Lo importante es que se adecúe al uso al que se
destina y demuestre así su buena calidad.
El origen de todo: los materiales
Ya lo decían hace más de 2.000 años los filósofos presocráticos:
“en el principio de todo estaba la materia”. Una premisa
que podemos extrapolar a cualquier industria, y muy especialmente
a la del mueble y la madera. La elección de la materia
prima y su tratamiento para convertirla en un producto para el
hábitat es básico para alcanzar el éxito. Y en esa elección, los
fabricantes cuentan con la ayuda del Laboratorio de Materia-
les, que realiza una evaluación de los materiales, componentes
y semielaborados que van a componer un mueble.
Madera y tableros derivados, pinturas y barnices, herrajes,
laminados, textiles o espumas son susceptibles de ser analizados
para mejorar la calidad del producto final. Dicha evaluación
se realiza mediante ensayos que permiten conocer
diversos aspectos de su comportamiento, y ayudan a predecir
su idoneidad para el uso al que están destinados. Así, los aspectos
que se valoran en este laboratorio son las resistencias
mecánicas; el comportamiento de las distintas piezas pegadas
(por ejemplo los cantos y revestimientos superficiales); el
comportamiento del material frente a la agresión de agentes
externos como puede ser la humedad, la incidencia de la luz
solar en piezas que vayan destinadas al exterior, el manchado
o la corrosión; la resistencia al desgaste por el uso; y las emisiones
de formaldehídos, un compuesto químico altamente
volátil y muy inflamable, generalmente presente en barnices
y lacas, que la Agencia Internacional para la Investigación del
Cáncer califica como elemento cancerígeno de primer grado,
y su utilización en productos destinados al uso doméstico está
muy controlado.
Sillas y sofás fatigados
¿Te has preguntado cuántas veces va a soportar una silla el
peso de una persona al sentarse a lo largo de su vida útil? ¿Y
un sofá? ¿Has pensado en la cantidad de saltos que un niño
de cuatro años puede pegar en él? Todo esto y mucho más
se tiene en cuenta en el Laboratorio de Producto Acabado,
en concreto, en uno de los ensayos más demandados en los
laboratorios de Aidimme: el ensayo de durabilidad y fatiga.
Esta prueba sirve para asegurar que un mueble determinado
es capaz de soportar elevadas cargas puntuales sin que
se vea afectada su resistencia estructural. Así, se aplican las
cargas en lugares concretos de la estructura del mismo: asiento,
respaldo, brazos, patas, etc. Soportar correctamente estos
esfuerzos estáticos otorga la garantía de una estructura sólida
y uniones duraderas, que confiere a los modelos la resistencia
necesaria para alcanzar el nivel de uso previsto en su vida útil.
José Luis Vivó, jefe de difusión de proyectos de Aidimme, explica
que los ensayos no solo se realizan para saber si un prototipo
o producto acabado cumplen con su adecuación al uso
o no; sino que “elaboramos un informe en el que incluimos,
además del problema que ha presentado el modelo en el ensayo,
la solución a dicho problema”. Para emitir el veredicto
de los ensayos, los responsables del laboratorio se reúnen con
el fabricante, el diseñador industrial y, en su caso, el prescriptor,
encargados de mejorar el diseño y darle la citada solución.
“Para nosotros lo mejor es trabajar con prototipos. Cuando
ensayamos sobre producto terminado porque no cumple su
función y el mercado lo devuelve, es mucho más costoso para
el fabricante”, afirma Vivó.
Sin embargo, los ensayos de resistencia no solo se realizan en
prototipos, también en productos que ya están en el mercado.
Como cuenta José Luis Vivó: “el comprador debe tener
muy en cuenta el uso al que va a destinar cada producto. Por
ejemplo, en el caso de grandes compradores como cadenas
hoteleras, este tipo de ensayos son demandados para conocer
la resistencia y durabilidad de un producto ya fabricado antes
de adquirirlo”.
Cabe puntualizar que, ya sea un ensayo de fatiga o uno de
ergonomía, éstos siempre se dirigen a valorar la resistencia
estructural de los productos. “No evalúan la confortabilidad
de los mismos sino su aguante y durabilidad”.